Cosme Albertí, abuelo de Vicente Diego Albertí Mercadal, quién comienza la saga caballeresca de los Albertí, protagoniza la historia de hoy.

Gracias a estas historias, se ha forjado la saga que hoy día ha culminado en Can Alberti 1740 Boutique Hotel. Nacido en Alaior, Cosme Albertí ejerció de bailarín desde 1609 hasta 1640 en esa misma ciudad y tuvo 3 hijos: Cosme, Simón y Alfonso. Este último es el que sería a la postre el padre del ya mencionado Vicente Diego Albertí Mercadal. Pero no solo se dedicó a bailar toda su vida. Menorca vivía una época convulsa, ya que siempre ha sido objeto de deseo por comerciantes, militares y piratas por su privilegiada ubicación en el centro del Mediterráneo. Es por ello que Cosme Albertí, como ya hemos dicho, bailarín de profesión, pertenecía también a una milicia de voluntarios listos para intervenir en caso de tener que defender los ataques sobre la isla, con rango de alférez, ejerciendo como abanderado. El 8 de Julio de 1644 se avistaron dos galeones sospechosos en la costa norte de Menorca, donde hoy se sitúa el puerto de Addaia. Al pertenecer al municipio de Alaior, el capitán Miquel Barçola movilizó a su milicia voluntaria para que vigilara la costa, para actuar en caso de que fuera necesario. La guarnición constaba de 8 caballos y 140 hombres en total. No tardaron mucho en apostarse sigilosamente sobre la costa para vigilar los movimientos de los galeones, pero durante ese 8 de Julio, se mantuvieron fondeados a media distancia de la costa sin mayor movimiento. No fue hasta la mañana del día siguiente cuando los menorquines se despertaron con el grito de “moros a tierra”. Doscientos bereberes descendieron de ambos galeones y se introdujeron unos dos kilómetros adentro. Fue ahí donde las dos fuerzas se encontraron y comenzó la batalla. Pese a la inferioridad numérica, al contar con 8 caballos y el conocimiento del lugar la batalla fue corta y la victoria local no se hizo esperar. La defensa venció, ya que los bereberes regresaron a sus galeones en retirada tras sufrir 6 bajas, mientras que hubo que lamentar 2 bajas entre los Menorquines. Uno de ellos fue el capitán Miquel Barçola, quién fue enterrado con honores. Como mandaban las tradiciones de la época, se decapitaron los cadáveres piratas para mostrar sus cabelleras como alerta a quienes osaran otra vez acercarse a las costas menorquinas con fines poco morales.

¿Y qué pasó con Cosme Albertí? Por lo que se sabe, luchó en la batalla, cumpliendo además su cometido de abanderado. Regresó de la batalla con la bandera ensangrentada, y cuidó de ella hasta el día de su muerte, cuando pasó a pertenecer a la familia Albertí. Fue en 1944, con la celebración del 300 aniversario de dicha batalla, cuando los herederos de Cosmé Albertí obsequiaron al ayuntamiento de Alaior con la bandera (todavía ensangrentada) que su antecesor había protegido durante dicha batalla. A día de hoy sigue perteneciendo dicho consistorio.

Gracias a su valor en la batalla y entrega a la milicia voluntaria, Cosme Albertí obtuvo el rango de capitán, y quien sabe si gracias a dicho rango, 100 años después su nieto obtuvo el título nobiliario que a día de hoy preside la fachada de nuestro querido edificio en el corazón de Mahón, Can Albertí 1740 Boutique Hotel.